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REVISTA CON-CIENCIA N°1/VOL.7: 81-89. ABRIL 2019. ISSN: 2310-0265

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Signo y símbolo en la Sociedad, retos educativos


Sign and symbol in society, educational challenges


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GONZÁLEZ VELASCO, JUAN MIGUEL1*

“Lenguaje no sólo significa comunicación de lo comunicable, sino que constituye a la vez el símbolo de incomunicable".

Walter Benjamin (1991: 74)

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FECHA DE RECEPCIÓN: 7 DE MARZO DE 2019 FECHA DE ACEPTACIÓN: 12 DE ABRIL DE 2019


Resumen


El proceso de educativo es dinámi- co y en la mayoría de su accionar se reali- za dentro de un aula bajo ciertos procesos metodológicos establecidos a nivel nacio- nal, regional e incluso mundial, dirigido a un sector de la población con características muy particulares. La pregunta es ¿será posi- ble complementar los procesos de alfabeti- zación en otros lugares y bajo otros proce- sos de aprendizaje-enseñanza tomando en consideración el contexto y la sensibilidad cognitiva del que se alfabetiza? La respues- ta a esta interrogante es afirmativa, toman- do como eje la capacidad que cada sujeto tiene para desarrollar su espacio metacog- nitivo complejo.

Abstract


The process of teaching literacy is dy- namic and in the majority of its to drive is carried out inside a classroom under cer- tain methodological processes established to national, regional and even world lev- el, directed to a sector of the population with very private characteristics. The ques- tion is ¿will be possible to complement the processes of teaching literacy in other plac- es and under other processes of learning- teaching taking in consideration the context and the cognitive sensibility of the one that is alphabetized? The answer to this ques- tioning one is affirmative, taking as axis the capacity that each subject has to develop its space metacognitive complex.


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1 Coordinador del Centro de Seguimiento y Gestión de la Calidad (CSEGC) Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas

Universidad Mayor de San Andrés juanmgv@hotmail.com


PALABRAS CLAVE

Educativo, otros lugares de aprendizaje, espacio metacognitivo complejo

KEY WORDS

Teaching, other places of learning, space metacognitive complex

INTRODUCCIÓN

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Es generalizada la creencia de que las personas aprenden a leer y a escri- bir cuando entran a la escuela y que este proceso termina con el último día de clases. Esta creencia es equivocada, tiene mucho de desconocimiento y de prejuicio, aspecto que en procesos de alfabetización no funcionan y de ahí la necesidad de generar postalfabetización y formación continua.


De alguna u otra forma el inicio de la humanidad, ha partido del analfa- betismo, la adaptación del ser humano entre sí y con su naturaleza se articu- la con la comunicación de sus actores a partir del manejo de “signos y sím- bolos”, creados por el ser humano. Ese remoto tiempo no ha dejado de estar presente en nosotros y de alguna manera sigue presente y seguirá presente con el transcurrir del tiempo. La gran pregunta es que factores ha llevado a la humanidad a generar desigualdad, porque para algunos humanos el tema de leer, escribir, comunicarse, acceder a la tecnología, y más aún tomar juicios de valor y decidir no es posible. Actualmente, mientras las sociedades entran en la sociedad de la información y del conocimiento, y las tecnologías mo- dernas se desarrollan y se expanden rápidamente, 860 millones de adul- tos son analfabetas, más de 100 millones de niños no tienen acce- so a la escuela, y un numero incalculable de niños, jóvenes y adultos que asisten a la escuela o a otros programas educativos, no alcanzan el nivel su- ficiente para ser considerados alfabetizados en el mundo complejo de hoy (UNESCO, 2008).


Es por eso que la alfabetización va mas allá del saber leer y escribir – he in- cluye el saber comunicarse en sociedad. La alfabetización comprende prácti- cas y relaciones sociales, comprende el saber, el lenguaje y la cultura (Canfux, 2008). La alfabetización, entendida como el uso de la comunicación escrita, encuentra su lugar en nuestras vidas junto a otras formas de interrelacionar- se y comunicarse. Ciertamente, la alfabetización en sí misma toma muchas formas: impresa, en la pantalla del ordenador, en la televisión, en los afiches y letreros. Aquellos que usan la alfabetización la consideran algo dado, pero aquellos que no saben utilizarla quedan excluidos de la mayor parte de la co- municación en el mundo de hoy.


Si las tendencias actuales persisten, podemos considerar que alrededor del año 2010, un adulto sobre seis será analfabeto. Sin la introducción de im- portantes modificaciones en el sistema escolar, la disminución en la calidad de la educación, la pobreza y otros indicadores, serán fenómenos que, le- jos de debilitarse, se acentuarán, al igual que su corolario, el analfabetismo (UNESCOa, 2003).


El compromiso de las naciones no se ha hecho esperar y la Asamblea Ge- neral de las Naciones Unidas proclamó, durante el período 2003-2012, el De- cenio de las naciones unidas de la Alfabetización como parte de los esfuerzos globales necesarios para alcanzar la Educación Para Todos. (UNESCOb, 2003). La pregunta es, ¿ya no somos los pocos humanos que iniciamos la carrera de comunicarnos al inicio de la humanidad, ahora hay infinidad de intereses?


MATERIAL Y MÉTODO

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Es un estudio de tipo prospectivo reflexivo no experimental sobre la base de un análisis de los procesos de alfabetización en la sociedad desde el enfo- que de la complejidad.


La trascendencia del signo y los símbolos en los procesos educativos

Tal y como hemos introducido en párrafos anteriores, el eje central del presente trabajo es poder incorporar algunos elementos de discusión sobre las herramientas más utilizadas en el proceso de alfabetización, tomando en consideración el uso, la interpretación y la orientación que esto pudiera tener a lo largo de su formación y vida, en el alfabetizado (


No es simplemente que el alfabetizado aprenda a leer y escribir, no es ma- nejar por manejar el signo y el símbolo, sino como comunicarlo, dialogizarlo, discursarlo, interpretarlo, usarlo en este mundo más que de necesidades, de lu- cha política, social, económica, cultural y otros. Vuelvo a insistir, ya no es aquella población nómada que su base existencial era satisfacer sus necesidades, repro- ducirse y comprender la naturaleza, es decir, empezar de cero (Ferreiro, 2000)


Que sucede ahora, cuando hablamos de alfabetización, es un proceso que nace de una necesidad social, tal vez me pregunto ¿de integrar a ciudadanos a la sociedad? ¿Cómo favorecer un cambio actitudinal, de concientización y de participación social?


Cuál es la nueva visión del sujeto alfabetizado frente a la realidad analfa- beta que vivía, esta es una situación que debemos analizar, hasta que punto la incorporación de signos y símbolos a permitido al alfabetizado incorporar nuevas cosas, saberes a su vida. ¿Cómo es el mundo de los analfabetos, cual es la visión de mundo que tienen?, muchos autores de alguna manera creen que los sujetos tenemos algún tipo de analfabetismo, sea este político, ciber- nético, etc. Es por ello que plasmo en este artículo que un analfabeto es un sujeto con otras potencialidades, competencias, capacidades y complejida- des por descubrir. Es posible pensar con esto que un analfabeto puede con- tribuir a alfabetizar a otros en otro campo, la idea de contexto y aprendizaje situacional es un aspecto que se debería incorporar en los procesos de al- fabetización, como interpretar las expectativas, la forma de ver y analizar la realidad del sujeto analfabeto frente a un proceso que muchas veces se hace muy académico, bajo recetas de alfabetización que muchas veces si logra la


base de la alfabetización que es que el sujeto aprenda a leer y escribir pero no integra lo que el sabe hacer en su vida de analfabeto a lo que el proceso de alfabetización le brinda. Este es un aspecto que sucede y se analiza en el sis- tema educativo nacional, las potencialidades de los niños, como el investigar, desarrollar su creatividad se trunca en el momento que entra a la escuela y se aleja del contexto que le permite desarrollar sus potencialidades.


Los seres vivos animales naturalmente se relacionan y comunican a través de informaciones suministradas y adquiridas por los sentidos. En los procedi- mientos que se emplean en la comunicación pueden ser desde los más sim- ples a los más complejos, desde los animales más primitivos hasta el hombre, el más desarrollado.


La comunicación es la transferencia de información o el contacto entre dos unidades que se relacionan. Así, la información es una parte de la comu- nicación que añade a todo proceso relacionante el mensaje. Mensaje es una sustancia que tiene cierta forma. En algunos casos son vibraciones acústicas (mensaje hablado), impulsos eléctricos (telefónicos), formas visuales gráficas (mensaje escrito), etc.


Tomando en consideración lo señalado, es conveniente mostrar algún concepto tradicional del término alfabetización, el mismo que se refiere a la capacidad de leer y escribir (la capacidad de calcular por escrito se agrega muchas veces como parte de la alfabetización). Aunque los términos analfa- betismo y alfabetización se aplican tradicionalmente a la población mayor de 15 años, el aprendizaje de la lectura y la escritura no tiene edad, es un proce- so que se realiza en cualquier momento y a lo largo de la vida, en la infancia, en la juventud y en la edad adulta.


Pero que es un signo y símbolo: el signo (o un grupo de signos) es un ins- trumento de información, conocimiento, comprensión, de gnosis. No es aza- rosa esta coincidencia asonante. La función primera del signo es la de apare- cer a la mente como una fuente de interpretación de aquello que expresa. El ámbito de utilidad del signo es la mente, el intelecto; pues la mente puede re- conocerlo, discriminarlo, ordenarlo, decodificarlo, tomar información de él y asimilarlo: esto es comprensión. Cuando un signo no sólo informa de un sig- nificado, sino que además evoca valores y sentimientos, representando ideas abstractas de una manera metafórica o alegórica, se conoce como símbolo.


Lo escrito aquí es un conjunto de signos, que conllevan un mensaje. Y pre- cisamente, ésta es la función esencial del signo: el de transmitir un mensaje. Y esto a mi criterio es lo que busca la alfabetización que los sujetos logren co- municarse en sociedad y puedan tener a través de ello poder de decisión y juicio de valor.


Del mundo ideal al real según la educación

Tal vez nos remontamos a Platón y aquella idea de ubicar al ser humano en una cueva, donde lo único que veía eran sombras que el fuego le gene-


raba, ¿la pregunta es qué hay afuera de la cueva? ¿Qué hay más allá? Y como puede enfrentar ese mundo real, frente a un ideal que el mismo a creado dentro de la cueva? La misma semejanza la incorporo a un sujeto analfabe- to que tiene una forma de ser y de vivir frente a un proceso de alfabetización que le va dejando este proceso nuevas expectativas, incorporaciones y for- mas de ver el mundo. Una gran riqueza del analfabeto es su espacio meta- cognitivo, es decir aquel espacio en el cual el sujeto se pregunta sobre su ser, es un sujeto pensante y que sin más que decir a sobrevivido a un mundo de signos y símbolos como operario en la mayoría de los casos y con un poten- cial por ejecutar a partir de la incorporación, comprensión y puesta en prác- tica de su alfabetización.


Tradicionalmente se ha asociado alfabetización con asistencia a la escue- la, y su mejoramiento con la capacitación docente. Sin embargo, aprender a leer y escribir para comprender, expresarse, informarse, comunicarse y seguir aprendiendo implica mucho más que asistir a la escuela y tener profesores in- formados y motivados. Los factores extraescolares son tan importantes como los factores escolares en la motivación hacia el aprendizaje, el desarrollo y uso de la lectura y la escritura en la vida diaria. Políticas económicas, sociales, culturales y lingüísticas deben converger si el objetivo es lograr una nación le- trada y una ciudadanía que hace uso efectivo de la lengua escrita.


La familia y la comunidad local tienen un papel fundamental en hacer de la alfabetización un recurso necesario y gozoso, no sólo en la infancia sino durante toda la vida. Además de acceder a la escuela, es importante tener ac- ceso a actividades culturales y espacios de recreación, a una cancha deporti- va, a una biblioteca, a un museo, a un centro informático, a periódicos y otros medios masivos de comunicación, etc. Todo ello contribuye a estimular el aprecio por y el desarrollo de una cultura de aprendizaje permanente.


Muchos de estos recursos están hoy disponibles en países y áreas pobres, tanto urbanas como rurales, pero a menudo se distribuyen y usan de manera inadecuada, sin planificación, sin coordinación y sin visión colectiva o comu- nitaria. Es usual que la biblioteca escolar sólo sirva a los alumnos de la escue- la. En escuelas con doble turno y doble director, muchas veces los alumnos de la mañana no pueden usar los recursos que tienen a disposición los de la tar- de, o viceversa. Las computadoras se instalan en las escuelas y se mantienen encerradas, protegidas de la comunidad, en lugar de abiertas a la comunidad o ubicadas en un centro comunitario de aprendizaje. O bien se usan sólo para un determinado programa, no permitiendo a otros su uso.8 Muchos centros de alfabetización de adultos funcionan a la intemperie (viéndose por ejem- plo forzados a suspender clases cuando llueve), mientras el edificio escolar o la iglesia local permanecen subutilizados y cerrados cuando los alumnos o fe- ligreses no están. Los periódicos difícilmente llegan a las escuelas, incluso en lugares donde no se cuenta con libros de texto o materiales de lectura.


De lo anterior, surge la necesidad de crear modelos de aprendizaje-en- señanza donde los analfabetos logren desarrollarse y acercarlos a salir de la cueva, es decir al mundo de la alfabetización. Podemos alfabetizar en sus


propias fuentes de trabajo, en sus casas, en la comunidad, en un parque, y ló- gicamente podemos afirmar que el que mejor aprende es aquel que enseña a sus semejantes, este es un concepto que en programas de alfabetización a tenido gran éxito (Mora y Oberliesen, 2007)


El espacio metacomplejo

Como todo sujeto que aprende, la aproximación a un dialogo interno-ex- terno y un espacio metacognitivo complejo, como mediadores en la cons- trucción del conocimiento por parte de los seres humanos, independiente- mente de la formación de “escuela” permite adentrarnos a sus orígenes, es decir, al Australopitecus, aquellos seres pensantes que se encontraron en un contexto adverso donde la única forma de construcción de sus saberes era a través de su yo-interno (dialogo interno-metacognitivo), basado en muchos casos, en un empirismo con la apropiación de la naturaleza física, tal cual, es aquí donde se sitúa el inicio de su yo interno, donde los factores neurofisio- lógicos, el contexto, la psicogenética, la construcción histórico-social y los procesos evolutivos han permitido que el hombre construya sus saberes ini- ciales, el hombre siempre ha estado descubriendo su naturaleza (Bourdieu, 2001:78). Pero, ¿Cuál sería el elemento articulador que permitiría el desarro- llo y comunicación de conocimientos; sin lugar a duda que el lenguaje (Cu- bero, 2005:56) como mecanismo articulador de signos y procesos que permi- ten que el emisor y receptor comprendan y construyan sus ideas, el lenguaje se articula como un instrumento de dominación y poder, vinculado a que el ser humano es un ser político tal y como lo mencionó en la antigüedad Aris- tóteles, un sujeto que vive en sociedad, que necesita comunicarse y por ende descubrir su naturaleza física, el hombre es un ser investigador permanente de su realidad (Chaves, 2002). La forma que reviste la lucha, inseparablemen- te política y científica, por la legitimidad científica, depende de la estructura del campo, es decir, de la estructura de la distribución del capital específico de reconocimiento científico entre los participantes de la lucha más o menos desigual (Bourdieu, 2000: 31-32)


Como parte de este encuentro con su origen, destacamos dos tipos de dialogicidad: a) una interna, que nace en el sujeto mismo, el diálogo con su ser, con sus incertidumbres, con preguntarse a si mismo sobre sus estructuras mentales, de sus relaciones de conceptos y su complejidad cognitiva, de su discurso, de sus paradigmas, de su consenso de significados, como ejemplo el dialogo que tenemos con autores a través de la lectura y que experimen- tamos como crisis cognitiva permanente, donde el momento que lo dejamos de hacer, no deseamos aprender e investigar nuestra realidad, y mucho me- nos dialogar (Villegas, 2005:12). El aula en este sentido es más que una cons- trucción física que parte de la escuela. El segundo tipo de dialogicidad es el

b) dialogo externo, entendido como el “reflejo del interno”, de la relación con sus semejantes y experiencias individuales y sociales que permiten la articu- lación de ideas y de aproximaciones a realidades abstractas y/o concretas, de nuestra libertad individual y social (From, 1987:14).


A partir de estas ideas y de valorar la importancia del diálogo en la cons- trucción del conocimiento el contexto actual del quehacer del aula en nues- tros tiempos de postmodernidad, donde para muchos ya casi todo esta es- crito, solo hay que entender la multicomplejidad del mundo (Morin, 2000:5; Tobón, 2005), cabe reflexionar como se aplica la investigación en el aula, en ese ambiente donde se internaliza y se externaliza el diálogo y se construyen saberes (González, 2006:5).


La tendencia epistemológica, ontológica y más aún histórico-social actual de hacer valer enfoques cientificistas o positivistas; en el que el docente repi- te y transmite las teorías ya establecidas obstaculiza dicho proceso, fragmen- tándolo y haciéndolo solo prueba y error a través de modelos experimenta- les reduccionistas (Oscika, 2004:19); el estudiante que cree haber aprendido en base a memoria a corto plazo conceptos o ideas, donde no incorpora los elementos básicos de un diálogo interno o externo que lo lleve a una apro- piación de ideas, ni mucho menos a un aprendizaje significativo. Por ello, es necesario establecer cambios o estrategias educativas que lleven a los edu- candos a generar sus propias ideas, conceptos y solucione problemas con- textuales de su objeto de la profesión o asignatura en particular, es decir a un aprender para la vida y no para la escuela (González, 2005:9)


REFLEXIONES FINALES

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Según la UNESCO, Un mundo alfabetizado no es simplemente un mundo donde la población sabe leer y escribir, sino donde la educación es uno de los medios por excelencia que sirve para potenciar las capacidades humanas y ponerlas al servicio del progreso y el bien común.


Mientras que las sociedades acceden a la información y a la tecnología avanzada a grandes velocidades, en el mundo existen 870 millones de anal- fabetos de los cuales 500 millones son mujeres. A ellos se suman los 113 mi- llones de niños y niñas que no tienen acceso a la educación. La situación fu- tura no se proyecta mejor, ya que según estimaciones de la UNESCO, para el año 2010 la población analfabeta representara 830 millones de personas, es decir, una de cada 6 personas no sabrá leer ni escribir. Por ello, las Naciones Unidas nombraron a la década 2003-2012 como el "Decenio de la Alfabetiza- ción". (UNESCOa, 2003)


Generalmente, los analfabetos son los más pobres entre los pobres; el he- cho de no saber leer ni escribir acrecienta entonces las inequidades sociales y además las de género, ya que más de la mitad de los que no saben lee y es- cribir son mujeres. (UNESCOa, 2003).


Es posible generar nuevos espacios y procesos de aprendizaje para los su- jetos analfabetos a fin de incorporar su contexto y su sabiduría que duran- te años le ha mantenido y le ha permitido vivir, sobrevivir y más aun rescatar sus tradiciones, por lo que el uso del aprendizaje situacional es una adecua- da práctica (Mora, 2006).


La principal herramienta por descubrir, manejar e interpretar en un mun- do de oportunidades es el manejo de signos y símbolos.


De alguna u otra forma la humanidad ha nacido analfabeta, ha tenido que incorporar signos y símbolos a través de un lenguaje para poder comunicar- se, acercarse a la ciencia y vivir en sociedad.


Aunque usualmente se catalogan como “problemas de aprendizaje”, el problema principal suele estar del lado de la enseñanza, y su explicación esta en la estructura y cultura escolar convencionales. Se requiere no sólo cam- bios profundos en la enseñanza de la lectura y la escritura, sino también apo- yo a las escuelas y a los profesores desde políticas y estrategias integrales y sostenidas, dirigidas a la familia y a la comunidad en su conjunto, este es un aspecto que también tiene que ver con los procesos de alfabetización (Sala- zar, 1997).


Ya no somos los nómadas que vivíamos en cuevas, y nos apoyábamos para sobrevivir, ahora es un mundo donde los sistemas políticos, económicos mundiales y las diferencias sociales son más fuertes que los intentos por que todos seamos alfabetos. La comunidad internacional no ha logrado el obje- tivo que se fijó hace diez años: disminuir a la mitad la tasa de analfabetismo en el mundo.


REFERENCIAS

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