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REVISTA CON-CIENCIA N°1/VOL. 4 (2016) 19-31


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Reflexiones iniciales sobre la concepción del diseño y desarrollo curricular en un mundo contemporáneo y complejo


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GONZÁLEZ VELASCO, JUAN MIGUEL1


CORRESPONDENCIA: JUANMGV@TRANSCOMPLEJIDAD.ORG


1 Centro de Seguimiento y Gestión de Calidad (CSECG)

Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas, Universidad Mayor de San Andrés

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FECHA DE RECEPCIÓN: 18/02/2016 FECHA DE ACEPTACIÓN: 9/05/2016


Resumen


La concepción del diseño y desarrollo curricular debe partir de romper el esque- ma tradicional de hacer currículo. Se debe realizar una selección de los campos de co- nocimiento acordes con lo que las personas necesitan conocer para resolver un conjunto de problemas complejos presentes en la so- ciedad. Tanto lo curricular como lo didácti- co relacionan el mundo de la escuela con el mundo de la vida con unos fines específicos, para formar un tipo de hombre y mujer que harán que esta sociedad sea diferente a otras, e interprete este mundo de incertidumbres.

Abstract


The conception of the design and curric- ulum development should leave to break the traditional plan to do curriculum. A selection of the fields of harmonious knowledge should be carried out with what the people need to know to resolve an assembly of present com- plex problems in the company. So much the curriculum thing as the didactic thing they re- late the world of the school with the world of the life with some specific end, to form a type of man and woman that will do that this com- pany be different to other, and interpret this world of uncertainties.


PALABRAS CLAVE

Currículo, Conocimiento, Sociedad, Escuela, Incertidumbres

KEY WORDS

Curriculum, Knowledge, Society, School, Uncertainties


PROCESO HISTÓRICO

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En la antigüedad el conocimiento de la época de tipo cultural, como las habilidades ocupacionales se transmitía de acuerdo con la madurez de los es- tudiantes. En la Grecia clásica, en la China y en los sistemas educativos mu- sulmanes se basaban en el estudio de la palabra escrita. Por varios siglos, el modelo curricular helénico ha sido el que más ha influido en el mundo. Por ejemplo, Platón comenzó con la gimnasia, seguida de la danza, la canción y la poesía. Para esa época los niveles más altos eran las matemáticas, que su- puestamente permitían desarrollar el pensamiento racional, como la filoso- fía, para conocer las respuestas a los problemas de índole moral y ético. Algu- nos siglos después, en el currículo europeo la ciencia empezó a considerarse a través de las siete artes liberales, el mismo que ha prevalecido por mucho tiempo. Su primer núcleo, el trivium, estaba conformado por la Gramática, la Retórica y la Dialéctica y se completaba con la Aritmética, la Astronomía, la Geometría y la Música. Recién en el siglo XIX, el currículo se desglosó en pro- gramas para la enseñanza primaria, secundaria y superior. La escuela primaria se centraba en la lectura y escritura de las lenguas locales, junto con nocio- nes de Aritmética, Religión, Historia, Geografía y Ciencia, así como la práctica de Educación física. Los currículos más modernos se han desarrollado a par- tir de este modelo.


La escuela secundaria del siglo XIX se concentraba en el estudio de las len- guas y literaturas clásicas, griega y latina. En esa época emergen nuevas disci- plinas, como historia, literatura nacional, algunas lenguas modernas extranje- ras y la matemática. En el siglo XX, las 2 Enciclopedia Encarta, España, 1998. 12 lenguas clásicas decaen y asoman las ramas técnicas que se afirman con fuer- za. En las últimas décadas del siglo XX el ciclo secundario se ha generaliza- do y surgen los debates sobre el currículo, unos defienden la especialización técnica como referencia curricular y otros la idea de una visión más generali- zada de los saberes para los niveles superiores del sistema escolar. El debate también está entre la amplitud y la profundización curricular, mientras que en otros se discute entre la especialización técnica o los propósitos humanistas. Otra importante corriente surge con el racionalismo, que es acompañado por el enciclopedismo, que proponía que todos los temas debían ser estudiados, tanto como fuese posible, por todos los estudiantes y que el currículo debía ser previsto y normalizado desde fuera por los expertos. Como un antece- dente lejano de las necesidades básicas de aprendizaje, es la educación natu- ralista que menciona el aprendizaje considerado relevante para las necesida- des de los estudiantes o las necesidades de la comunidad local. Así mismo, en Estados Unidos el movimiento educativo pragmático del siglo XIX, promue- ve la cooperación entre los estudiantes, para que vaya en provecho de las co- munidades locales. La sistematización del currículo como parte de la planifi- cación educativa emergió en Estados Unidos, a comienzos del siglo XX, con John Franklin Bobbitt, que trató de fijar fines y objetivos comunes y genera- les. Otra propuesta fue de Ralf Tyler, quién sugirió en 1942 que los fines y ob- jetivos debían surgir de las demandas de la sociedad, de las características de los estudiantes y las posibles contribuciones que pueden aportar los diversos


campos del aprendizaje, como la filosofía social y educacional de la escuela. Este fue simplificado en un modelo secuencial de finalidades, objetivos, con- tenidos, métodos de enseñanza, evaluación y materiales. Esta modalidad fue propuesta y aplicada en la planificación curricular de varios países.


El currículo que aún prevalece en la mayor parte de los sistemas educa- tivos, consiste en una relación de temas prescritos para cada grado de ense- ñanza, cada uno con un programado número de horas por semana y año, así como los objetivos por nivel son previstos, junto con los objetivos y conteni- dos para cada tema.


CONCEPTO CURRÍCULO

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El origen histórico del término currículum en el ámbito estrictamente educativo, se sitúa a comienzos del siglo XVII en las universidades de Leiden y Glasgow, como consecuencia de los planteamientos que, en el ámbito po- lítico, social y religioso inculca el calvinismo, con relación a la ética de la efi- cacia y el rigor en las sociedades protestantes de la época.


El término currículo ha tenido dos acepciones fundamentales: curso de es- tudios y curso de vida. Durante bastante tiempo predominó la primera con- cepción; sin embargo, recientemente se han producido varios intentos de recuperar el segundo significado, es decir, como conjunto de experiencias vi- vidas en el aula o fuera de ella, pero dentro de la institución escolar.


Gimeno (1988), en su libro "El currículum: una reflexión sobre la práctica", realiza una ordenación de definiciones, señalando que el currículum puede analizarse desde cinco perspectivas diferentes:



LA VISIÓN COMPLEJA DEL CURRÍCULO

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Hablar de currículo universitario es hablar, por un lado, de ordenamien- to, de selección más o menos crítica de conocimientos específicos disciplina- res, fragmentados y secuenciados para ser aprendidos por otros a través de un recorrido denominado plan de estudios y plan de formación, y, por el otro, del desarrollo, a través de diversos mecanismos, de competencias persona- les y disciplinares basadas en una propuesta valorativa explícita en el Proyec- to Educativo Institucional.


Respecto de su funcionamiento, el currículo opera a través de la división del trabajo del conocimiento y de la interacción en relaciones y flujos socia- les entre profesores y alumnos (más allá de lo concerniente a metodologías o técnicas para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje) en una estruc- tura de malla o red que articula elementos (objetivos de formación, cursos o asignaturas, programas, horarios, pedagogías, contenidos) que entran en re- lación de dependencia, interdependencia, jerarquía y autonomía en un plan formativo (Díaz 1998:12).


Hablar de flexibilización curricular universitaria significa, entre otras posi- bles miradas, la transformación permanente de ritmos, de medios y de con- textos de aprendizaje. Esto es, hablaríamos de que estos ritmos, medios y contextos de aprendizaje sufrirían una suerte de “desordenamiento” de la li- nealidad habitual (recordemos el último laberinto como esquema), se permi- tirían apertura para introducir variabilidad, se probarían en la tolerancia a la incertidumbre con repercusiones en el acontecer curricular (los horarios, las pedagogías, los profesores, las didácticas, los medios de enseñanza, los com- plementos a la formación, el manejo de los contenidos, los espacios forma-


tivos, la movilidad estudiantil, el intercambio y la formación docentes, la or- ganización y la reorganización de asignaturas o de cursos, el desarrollo de facultades extra, la configuración de carreras mixtas, hasta la llamada “matrí- cula universal por créditos”, que contempla que un estudiante se matricule en la universidad y no en un programa específico, graduándose según créditos vistos en un programa, entre muchas otras posibilidades).


La flexibilización implicaría la circularización, el embuclamiento del cono- cimiento -en el sentido de Edgar MORIN–, en tanto implica la integración, la dependencia mutua de las partes, la eliminación de la disyunción en los com- ponentes curriculares, la propuesta de interacción permanente, la construc- ción en el camino, la limitación del discurso lineal con punto de partida y de llegada, el involucramiento de la paradoja, la incertidumbre y la reflexibilidad.


En este marco de poner en bucle, en circunferencia, el conocimiento jue- ga la posibilidad de poner en esta misma forma las disciplinas en la formación de un profesional. En este sentido, la interdisciplinariedad y la transdiscipli- nariedad son elementos fundamentales, transversales de la flexibilización. Es muy difícil encontrar un docente que pueda abarcar en sí mismo el saber de muchas disciplinas y ponerlas a jugar en una propuesta educativa, así que con la interdisciplinariedad llegan el trabajo colectivo entre docentes, la inter-fe- cundación, la ampliación de los lenguajes, la transferencia de las metodolo- gías, y el intercambio entre perspectivas, que se asemejan mucho más al fun- cionamiento de la realidad.


En un ordenamiento curricular específico, la interdisciplinariedad podrá tomar matices radicales o moderados, desde la posibilidad de adquirir un conjunto de conocimientos que se avalen como formación general de un gra- duado hasta elecciones moderadas de disciplinas complementarias, con una disciplina marco que titule en una profesión específica ligada a la disciplina que rige la formación.


Ensayemos un ejemplo: pensemos en el círculo y pensemos que en él pondremos la suerte de nuestra programación curricular; pongamos círculos concéntricos que representen los niveles que queremos poner en relación y, al igual que con el laberinto, permitamos que cada parte gire y se alinee con cualquiera al azar; cambiemos el principio lineal y causal, simplemente hagá- moslo girar.


Los niveles pueden representar las competencias, los semestres, las peda- gogías, los lugares, las disciplinas que permitan la interdisciplinariedad (una fuente poderosa de flexibilización), los componentes de la misión e incluso las propuestas de áreas, campos, enfoques o énfasis en la formación.


Construyan ustedes el eje para alinear los componentes y póngalos a dar vueltas independientemente. Cuando se detengan, acepten el reto de encon- trar relaciones en lo alineado; éstas siempre existen si aceptamos que hay va- sos comunicantes entre todas las cosas, acéptenlos como un orden temporal, aparente, al que es posible llenar de sentido.


Puede ser odioso un ejemplo que pone a girar azarosamente lo que por lo regular se concibe como fruto de la mayor planeación. Pero sirva sólo de ate- nuante, que todos los componentes que usted se le ocurran y considere váli- dos pueden hacer parte de la estructura. De hecho, se requiere una reflexión profunda sobre las dimensiones, en particular con respecto a contenidos que aumentan la comprensión en la medida en que aumenten las relaciones en- tre metodologías, modelos, teorías, etc. El cambio, el verdadero cambio, es el de principios, el de su propia flexibilidad para generar otra realidad posi- ble. Recordemos que no se aprende por memorización, más sí por la capaci- dad de relacionar, y de relacionar con la vida, donde se conjugan diferentes saberes y propuestas.


De acuerdo con Román y Díez (1999), el currículo es una selección cultural que se compone de procesos (capacidades y valores), contenidos (formas de saber) y métodos/procedimientos (formas de hacer) que demanda la socie- dad en un momento determinado. El diseño curricular desde el pensamiento complejo, por ende, busca implementar estrategias que faciliten en todos los miembros de la institución educativa un modo de pensar complejo basado en aspectos esenciales tales como la autorreflexión, la autocrítica, la contex- tualización del saber, la multidimensionalidad de la realidad, la comprensión de aquello que se quiere conocer e intervenir, y el afrontamiento estratégico de la incertidumbre.


FORMACIÓN BASADA EN LA INVESTIGACIÓN COMPLEJA

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Podemos hablar de dos momentos: 1) el proceso de construcción del di- seño curricular que se considera eminentemente investigativo, tanto de cons- trucción conceptual como de aplicación. De la manera cómo se lleve a cabo dicho proceso dependerá en gran medida el éxito, calidad y pertinencia del plan formativo elaborado. El proceso investigativo para diseñar el currículo requiere una continua problematización e interrogación frente a su pertinen- cia contextual, pedagógica y filosófica, por cuanto el currículo no tienen nun- ca un término, sino que siempre es algo que se esta haciendo, creando y sig- nificando. Su naturaleza no es de llegada, sino de camino.


Uno de las metodologías sugeridas por Tobón (2005) es la Investigación- Acción-Educativa, que sigue el modelo de la Investigación-Acción-Participa- tiva (IAP), de Lewis y otros autores. Esta metodología propone 4 fases: 1. Ob- servación, 2. Reconstrucción, 3. Reconstrucción y 4. Práctica-evaluación.


Observación: consiste en realizar una descripción del currículo que posee la institución antes de realizar alguna modificación en él, estableciendo cómo se ha puesto en práctica en la formación de los estudiantes.


Deconstrucción: a partir de los datos aportados por la observación del cu- rrículo, se emprende un análisis de éste con el fin de determinar sus aportes positivos, vacíos, insuficiencias, elementos de inefectividad, teorías implíci- tas que están en su base, modelos mentales negativos y procesos de pensa-


miento simple (rigidez, esteticismo, resistencia al cambio y fragmentación de la enseñanza)


Reconstrucción: en base en el análisis de los aspectos positivos y negati- vos del currículo que posee la institución, se procede a una reconstrucción- transformación de éste incorporando el enfoque del pensamiento complejo.


Práctica: una vez reconstruido el currículo siguiendo la propuesta descri- ta se pone en práctica el nuevo diseño curricular en la institución educativa, mediante una continua evaluación.


En relación al desarrollo curricular es necesario generar estrategias com- plejas que permitan desarrollar una investigación no tan rígida u objetiva buscando leyes o verdades, es decir haciendo un método de hacer investiga- ción bajo el enfoque del pensamiento complejo.


COMPONENTES DE LA VISIÓN COMPLEJA DEL CURRÍCULO

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  1. Estrategia compleja

    En el marco del pensamiento complejo se propone abordar la realidad desde el establecimiento de estrategias y no de programas, tal como ocu- rre en la lógica simple. Las estrategias son un conjunto de pasos para cum- plir unos determinados objetivos, que tienen como base el análisis de las cer- tidumbres e incertidumbres de los escenarios donde se aspira a ejecutarlos. A medida que se ponen en práctica, se realizan modificaciones de acuerdo con los contratiempos, azáres u oportunidades encontradas en el camino. Al planear una estrategia, se prevén pautas para abordar los posibles factores de incertidumbre. La estrategia, como el conocimiento, sigue siendo la nave- gación en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza (Morín, 2000a:709)


  2. Incertidumbre

    El diseño tradicional del currículo se ha dado mediante el establecimien- to de programas de estudio rígidos con un conjunto de acciones que deben ser ejecutadas sin variación en entornos asumidos como estables. Esto en la práctica ha traído como consecuencia que los planes curriculares tiendan a bloquearse a medida que pasa el tiempo debido a que no tienen las condi- ciones para afrontar el cambio y las incertidumbres propias del contexto y de todo proceso educativo.


  3. Autorreflexión

    Abordar los modelos mentales supone volver el espejo hacia adentro: aprender a exhumar nuestras imágenes internas del mundo, para llevarlas a


    la superficie y someterlas a un riguroso escrutinio. Por medio de la autorre- flexión permanente tomamos conciencia de nuestros modelos mentales ne- gativos y los modificamos con el fin de orientar la formación desde la integri- dad, el compromiso, la antropoética y la autorrealización plena.


  4. Análisis del entorno

Requiere tener un alto grado de conocimiento y comprensión de los re- querimientos sociales, laborales, políticos, económicos, profesionales y em- presariales en torno a las características que debe tener el talento humano que se propone formar la institución educativa. Tales requerimientos deben establecerse mediante estudios sistemáticos que aporten información preci- sa para luego ser integrada al diseño curricular.


REFLEXIONES FINALES

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Hemos hecho varias pinceladas al tema de currículo, llego el momento de centrarnos dado lo expuesto en tres modelos: currículo por experiencias, currículo socializador y currículo práctico de elaboración colectiva. El de ex- periencias muy desarrollado por la década de 1920 y 1930 que centra su de- sarrollo en el conjunto de experiencias planificadas y proporcionadas por la escuela para ayudar a los estudiantes a conseguir, en el mejor grado, los ob- jetivos de aprendizaje, proyectados ,según sus capacidades. De este mode- lo nacen actividades como “centros de interés, el método de proyectos y las áreas de desarrollo, es importante señalar que este modelo toma en cuenta la producción y relevancia social.


El currículo en una compleja realidad socializadora se manejo mucho du- rante la década de 1970, de aquí nace la concepción de currículo oculto y el currículo de prácticas diversas. En este modelo ya no se rige el modelo nor- mal y pedagógico, en el sentido de lo que se debe enseñar o lo que los estu- diantes deben aprender, rompe el esquema de la escuela como templo sa- grado del saber llevándonos a un currículo que parte de todo aquello que los estudiantes tienen oportunidad de aprender. Se conforma una perspectiva heterogénea de análisis que concibe el currículo como un modo de organiza- ción de la vida social en la escuela y una realidad institucional que moldea la experiencia de docentes y estudiantes.


El currículo práctico de elaboración colectiva es la expresión de una inten- ción pedagógica abierta a las condiciones de la práctica escolar, es decir enfo- que práctico, abierto al debate. Para esta forma de visión curricular se deben tomar en cuenta las diversas creencias, las concepciones y las formas de hacer de los actores educativos. Se destaca el contexto de toda enseñanza y todo significado y la necesidad de no disociar el contenido del método, la defini- ción de un cuerpo de saberes de las formas en que docentes y estudiantes se relacionan con el conocimiento y las diversas actividades sociales. El currículo es un medio donde se pone en práctica una propuesta educativa.


Con este análisis por visiones llegamos al pensamiento de un currículo complejo, es decir existe una realidad que es compleja, no única, hay varias formas de concebir como aprenden los estudiantes, y que rompe el esque- ma de programa curricular, y esto encuadra muy bien con el tema de estra- tegia compleja en el modelo planteado por este artículo: currículo complejo.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Casarini, M. (1999). Teoría y Diseño curricu- Roman, M. y Diez, E. (1999) Aprendizaje y lar. México: trillas currículum. Diseños curriculares apli-

Díaz Barriga Arceo, Frida y Hernández Ro- cados, Santiago de Chile, FIDE. (Buenos jas, Gerardo, (1998). Estrategias docen- Aires, Novedades Educativas, 2000).

tes para un aprendizaje significativo. Tobón, S. (2005). Formación Basada en Com- México: McGraw-Hill. petencias. Pensamiento complejo, dise-

Gimeno (1988). "El currículum: una reflexión ño curricular y didáctica. Colombia. Eco sobre la práctica". España: Ed: Anaya Ediciones.

Ornelas, C. (1995). El Sistema Educativo Mexicano. Fondo de Cultura Económi- ca. México.

Morín, E. (2000ª). Los siete saberes necesa- rios para la educación del futuro. Co- lombia. Ministerio de Educación Nacio- nal. Pp. 1-75