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REVISTA CON-CIENCIA N°1/VOL. 1 (2013) 141-148
CORRESPONDENCIA: ANGHY_VP@HOTMAIL.COM
El embarazo en la adolescencia Consideraciones para la prevención del embarazo adolescente
Abstract
the risks of an adolescent pregnancy affect to the feminine sex, what evidenc-
es the necessity from the perspective of the process of social construction that differen- tiates the men and women having in rela- tionship the power and resources, you can present a vision of a triad like the commu- nication, gender and prevention of the ad- olescent pregnancy, taking into account as more important factors the singular, asso- ciating had been ginecoobstétricos and ad- verse psicosociales.
1 Universitaria, Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas-UMSA
comunicación, género, prevención, psicosociales.
KEY WORDS
communication, gender, prevention, psicosociales.
La OMS define como adolescencia al “período de la vida en el cual el in- dividuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológi- cos de la niñez a la adultez, y consolida la independencia socio económica”. (Montero, 1999: 6-10.) Este periodo de la vida se limita entre los 10 y 20 años de edad. Constituye una etapa de la vida en el cual la salud reproductiva es especial. En 1975 la OMS definió a la salud sexual como la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la persona- lidad, la comunicación y el amor. (García, 2000:257).
El embarazo adolescente es aquel que ocurre en mujeres de diecinueve años o menos es uno de los hechos más frecuentes en nuestra sociedad; son experiencias difíciles que afectan la salud integral tanto de los padres ado- lescentes como la de sus hijos, familiares y de la sociedad en sí; actualmen- te es considerado un problema de salud pública debido al creciente aumen- to. (Bethesda; 2008)
Además, porque, como ya se expresó, están más expuestos los sectores más vulnerables de la sociedad. (Gutiérrez; 2007)
El embarazo en una pareja de jóvenes es un evento inesperado, sorpresi- vo. Generalmentese desarrollan reacciones de angustia propias del momen- to y trastornos en el proceso normal del desarrollo de la personalidad, fenó- menos que están asociados a la aparición de patologías orgánicas propias del embarazo. (Molina; 1992:83-9)
Las adolescentes en embarazo son consideradas un grupo de alto riesgo reproductivo, no sólo por las implicaciones sociales y psicológicas propias de la gestación, sino porque su cuerpo aún está en proceso de formación.
Por otra parte, el embarazo de una adolescente está considerado de alto riesgo, pues el cuerpo de la mujer a esa edad aún no está suficientemen- te maduro como para afrontar el desgaste que supone dicho proceso. Por supuesto a menor edad, mayores complicaciones existen. (Montero, 1999; 6:10.). Y es que la llegada de la edad fértil con la aparición de la menstrua- ción no implica que la fisionomía de la afectada esté aún suficientemente de- sarrollada para soportar los cambios que produce el embarazo, ni para dar a luz de forma natural. Hay que recordar que la menstruación, que marca el comienzo de la fertilidad de la mujer, suele aparecer en torno a los 11 años, a veces incluso antes.
Por otra parte, y no menos importante, está el desarrollo emocional, la madurez que se necesita para ser madre, que tarda aún más en llegar que el desarrollo físico. La adolescencia es una época complicada, es el periodo en
el que se está entre la niñez y la edad adulta, en el que se reacciona como niño pero se pretende actuar como si ya se fuese mayor.
Y ahí está la clave de esta cuestión. Las relaciones sexuales no son un jue- go, no son simplemente una forma de pasarlo bien. Para disfrutar de ellas es necesario tomar precauciones y ser conscientes de porque se llevan a cabo. Cuestión aparte son los casos en los que la adolescente ha sido forzada y, a consecuencia de este hecho terriblemente doloroso, se queda embarazada. En estos supuestos lo mejores denunciarlo cuanto antes y ponerse en manos de los especialistas. (Vera, 1999:437-43.).
Entre las opciones encontramos:
En cualquier caso, una vez que ya existe el embarazo, lo mejor es que la adolescente pueda contar con su familia y que se busque la mejor manera de que, a pesar de asumir su responsabilidad adquirida, en caso de que opte por tenerlo y ser madre, pueda continuar su desarrollo personal y educativo lo más normalmente posible. Esto irá en beneficio no sólo de la futura madre, sino también del hijo que está por llegar.
Para toda adolescente el embarazo lo toma como una decepción, algo que arruino su vida pero no se ponen a pensar que esta situación es debido a que no supieron cuidarse.
Ésta es una situación difícil de entender, ya que, aunque la mayoría de las personas lo considera como terror, esto depende del criterio y punto de vis- ta de cada persona.
Por ejemplo, hay casos en los que a pesar de que no se esperaba un em- barazo, éste es el resultado de una relación maravillosa, basada en el amor y lo aceptan con responsabilidad y alegría porque, a pesar de su inexperiencia y, si es el caso, cuentan con el apoyo de sus familias y la sociedad, podrán al- canzar la madurez que en su momento les falto.
Hoy en día los jóvenes encuentran una mayor aceptación por parte de la so- ciedad para ser activos sexualmente, pero un embarazo sigue siendo condenado. Hace algunos años resultaba “normal”, que una joven adolescente de en- tre 13 y 14 años de edad se casara generalmente con un hombre mayor que
ella y tuviera familia (hijos). Hoy en día con lo de la liberación femenina, las mujeres quieren ser independientes por sus propios meritos, es decir, necesi- tan estar solteras más tiempo para sentirse realizadas.
El verdadero problema de esta situación es que las niñas-mujeres y los ni- ños hombres adquieren primero la capacidad de procrear, aprox. 4 o 5 años, antes de alcanzar su madurez emocional.
No es fácil responder a esta pregunta, ya que depende más que nada, del criterio y punto de vista de cada persona o de la pareja, y si los dos lo deciden no hay problema, más que con la sociedad y su propia familia. Como podemos ver, la sociedad se ve involucrada en muchas de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida. (Martínez, 1985: 127-39). Muchas de las veces, los jó- venes llegan a las relaciones sexuales porque “no tienen nada más que hacer”, o en ocasiones por que el novio o las amigas los presionan a tener relaciones. Algo muy importante es que nos demos cuenta de cómo nos influyen los que están a nuestro alrededor una de las mayores influencias son nuestras amistades en el caso de las escuelas las jóvenes que ya han tenido relaciones sexuales a sus 15 años se burlan de la joven que aun no las ha tenido, en el caso de los varones si uno de sus compañeros no ha tenido relaciones sexua- les lo tratan como si fuese gay y le dicen que no es un hombre de verdad ya
que nunca ha tocado a una mujer.
Todo esto nos lleva a un maltrato psicológico en los jóvenes ya que pien- san que por no hacer lo que sus “amigos” han hecho se sienten excluidos de la sociedad o de su círculo de amigos.
Una adolescente sexualmente activa que no utiliza anticonceptivos, tiene un 90% de probabilidades de quedar embarazada en un año.
Las citas a la edad de los 12 años, están relacionadas con una probabilidad del 91% de tener relaciones sexuales antes de los 19 años de edad.
Las citas a la edad de los 13 años, se asocian con una probabilidad de 56 % de actividad sexual durante la adolescencia. (Montenegro, 2000: 571-3.). Las mujeres que tienen su primer hijo durante la adolescencia, tienen una mayor probabilidad de tener en general más hijos y menos probabilidades de:
Recibir apoyo del padre biológico de sus hijos
De terminar sus estudios
De establecer una independencia y estabilidad financiera adecuada que le permita sostenerse a sí misma y a sus hijos sin necesidad de re- cursos externos.
Las madres adolescentes casadas, tienen una mayor probabilidad del 80% o más de experimentar el divorcio, que las mujeres casadas que son madres hasta los 20 años.
Los bebes que nacen de mujeres adolescentes tienen mayor riesgo de pre- sentar problemas de desarrollo.
Los niños varones, con las mismas expectativas, tienen una tasa superior al promedio de ser arrestados, encarcelados o de convertirse en una pobla- ción potencial para generar embarazos no deseados en su futura adolescen- cia. (Padilla de Gil, 2000; 7(1): 16-25.).
El embarazo en la adolescencia se relaciona con mayores tasas de morbi- lidad y mortalidad, tanto para la madre como para su hijo.
Corre el riesgo de experimentar anemia.
Preclampsia y eclampsia.
Parto prematuro, prolongado o difícil.
Carga de culpabilidad.
Mayor probabilidad de divorcio (problemas maritales, unidos a causa del embarazo).
Desempleo o menor salario
Riesgo de aborto
Cáncer de mama
Riesgos tanto biológicos, como psíquicos y sociales.
Hemorragias
Infecciones
Reacción depresiva que puede llevarla al suicidio o intento de suicidio.
Genera gran ansiedad, incertidumbre e interferencia con el logro de la madurez biopsicosocial.
Presenta bajo peso al nacer
Suelen ser prematuros
Malformaciones congénitas
Problemas de desarrollo
Retraso mental
Ceguera
Epilepsia o parálisis cerebral (Ruoti,1994: 70-2.)
Tabla 1
Comparación de complicaciones somáticas en embarazo de la adolescente y de adulta.
Embarazos adolescentes | Embarazos adultos | |
Anemia | 49,36% | 43,67% |
Infección tracto urinario | 13,29-23,2% | 6,96% |
Retardo crecimiento uterino* | 12,02% | 5,69% |
Parto prematuro | 8,3-8,86% | 2,8-4,43% |
Recién nacido de bajo peso | 6,32-6,9% | 3,16-10,1% |
Complicaciones en el parto (hemorragia, desgarros cervicales) | 10,75-15,7% | 5,69-5,7% |
Parto instrumental | 4,9-8,22% | 2,1-10,12% |
Fuente: Sáez V. Morbilidad de la madre adolescente. Rev Cubana Obstet Ginecol 2005; 31.
En la actualidad, el embarazo en la adolescencia se considera como una nueva modalidad de la morbilidad en medicina; es decir, el de las enferme- dades causadas por el estilo de vida y por las situaciones sociales. (García; 2000:257).
Cada año 14 millones de mujeres adolescentes dan a luz, lo cual represen- ta poco más del 10 % de nacimientos a nivel mundial. Este es un problema mundial, enfocado en forma primordial en los países tercer mundo.
En África, Asia y América Latina nacen 120 millones de niños al año (más del 90% de los nacimientos en el mundo), y casi 16 millones (13,3 %), son de madres adolescentes. En el llamado mundo desarrollado, sólo 1 millón de na- cidos son hijos de adolescentes. (Lira, 2002; 70:270-274). En América Latina los nacimientos entre las adolescentes representan entre el 15 y el 20 % del total de nacimientos en esta región; de los cuales el 70 % son no planeados. (Bár- cena, 2005; 75-86).La tabla 2 muestras la tasa mundial de fecundidad estima- da para 2006 en las mujeres de 15 a 19 años de edad.
Tabla 2
Tasa global de fecundidad estimada para 2006, y tasa específica de fecundidad del grupo de 15 a 19 años.
Región | Tasa global de fecundidad 2005-2010 | Tasa específica de fecundidad (15-19 años) 2005-2010 |
Mundial | 2.55 | 52.6 |
África | 4.67 | 103,9 |
Asia | 2,34 | 39,7 |
Europa | 1,45 | 14,7 |
Portugal | 1,46 | 13,5 |
España | 1,41 | 9,3 |
América Latina y el Caribe | 2,37 | 76,2 |
América del Norte | 2,00 | 39,9 |
Oceanía | 2,30 | 26,5 |
(Fuente: Naciones Unidas. División de Población.)
Los padres tienen que pasar más tiempo con sus hijos y que les pregunten qué inquietudes tienen.
Fomentar mas los valores morales, religiosos que es lo que mas hace falta hoy en día a los jóvenes, los valores cada día se han perdido.
Los jóvenes tienen que darse cuenta que no son aptos para poder traer a un niño al mundo, porque una niña no puede cuidar a alguien igual que ella.
El Embarazo adolescente debiéramos considerarlo como un problema so- cial, tanto por razones de salud, ya que son embarazos y nacimientos de mayor riesgo, como por afectar las condiciones socio económicas presentes y futuras de los jóvenes, limitando sus posibilidades de terminar el colegio y por lo tanto insertarse en el mundo laboral con mayor preparación. Aun cuando la mayoría de las adolescentes permanece en su hogar de origen (66%), una gran propor- ción no continúa sus estudios y se queda en el hogar. Según datos del censo del 2002, solo un 23% de las adolescentes, continua con sus estudios y un 57% solo realiza trabajos domésticos cuidando a su hijo y solo un 9% realiza trabajo re- munerado fuera del hogar. (Instituto Nacional de Estadística 2002.)
Cuando la familia y la sociedad brindan apoyo a la adolescente embarazada, incluyendo un eficiente control prenatal y atención profesional del parto y del recién nacido, el riesgo materno-peri natal es semejante al de las embarazadas adultas y francamente menor que el de las adolescentes embarazadas no in- cluidas en un sistema de atención integral. En tanto los problemas más difíciles de resolver son los sociales, económicos y psicológicos. (Molina, 1992:179-84)
Entre otras medidas de prevención se encuentran las siguientes:
Los valores, tanto morales como religiosos, como lo es el amor respon- sable, la fidelidad, el respeto por la vida.
Es necesario crear programas para fomentar la información y los servi- cios que necesitan los jóvenes, para concientizarlos y lograr una sexua- lidad responsable.
Medidas de orden general, tanto educativas a nivel sexual, como socia- les dirigidas a todos los jóvenes.
Modificar comportamientos sociales que fomenten la actividad sexual, como la publicidad, revistas y la influencia cultural en general.(Romero, 2001)
Los adolescentes pueden carecer de información y conocimientos sufi- cientes sobre los métodos anticonceptivos o también no tener un fácil acce- so a su adquisición. También pueden sentirse avergonzados tanto para pre- guntar como para comprar anticonceptivos.(Reina, 2010).
Los métodos reversibles a largo plazo, tales como el dispositivo intrauterino, el anticonceptivo sub dérmico, el parche anticonceptivo o inyecciones de anti- conceptivos inyectables combinados (p.e. Depo Provera), requieren la interven- ción del usuario con menos frecuencia una vez al mes a cada varios años, y pue- de prevenir el embarazo con mayor eficacia en mujeres que tienen problemas para seguir las rutinas, incluidas las jóvenes. (Peláez, 1996:11-5). El uso simultá- neo de más de un método anticonceptivo disminuye el riesgo de embarazos no deseados, y si uno de los métodos es de barrera (condón), la transmisión de en- fermedades de transmisión sexual también se reduce.(Tsang, 2006).
Vargas, A. / Revista Con-ciencia N°1/Vol. 1 (2013) 141-148